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Miguel R. Valladares García

miércoles 1 de mayo de 2024

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Si eres de los que les encanta comer chapulines, acociles o demás insectos comestibles, entonces este festival gastronómico es para ti.

El chef mexicano Luis Ferrer se dio a la tarea de combinar algunos platillos prehispánicos en los que incluye diferentes insectos comestibles, utilizando la técnica del rostizado y no solo eso sino que también hizo bebidas a base de estos animalitos.

Estos alimentos los podrás disfrutar en el Festival de Insectos que se llevará a cabo durante las próximas cuatro semanas en The Roost Mx, un restaurante ubicado en la Condesa.

En el Menú del lugar cada semana se incluirán diferentes combinaciones. Aquí te dejamos una probadita de todos los alimentos que se pueden fusionar con insectos comestibles y que estarán en este festival:

– Sopa de maíz con Acociles.

– Tuétanos y escamoles.

– Fideo seco y chinicuiles.

– Cocteles con insectos.

– Naranja rostizada, mezcal, chapulines macerados y jarabe de chipotle.

¿Estarías dispuesto a probar este nuevo concepto de comida exótica en el Festival de insectos?

¿Dónde?

– The Roost Mx, ubicado en Av. Nuevo León 160, (esquina Campeche y Citlaltepetl) Col. Hipódromo Condesa. CDMX.

¿Cuándo?

– Todo febrero.

Conoce el Festival de insectos comestibles en la CDMX

Hecha a base maíz, uno de los granos más representativos de México, la bebida tejuino sigue siendo disfrutada por quienes visitan los estados de Jalisco y Nayarit.

Los wixárikas o wixáricas, conocidos en español como huicholes, habitan el oeste central del país, principalmente en esas entidades, y eran quienes preparaban aquella bebida llamada nawa (tejuino).

El líquido representaba la comunión entre las personas del presente y quienes estuvieron antes y que ahora forman parte del paisaje y de las fuerzas que dan vida y forma.

Esta bebida aparece en todas sus ceremonias y actos de agradecimiento y petición a ancestros divinizados, de acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP).

En un comunicado, explicó que la forma tradicional de prepararse es poner a germinar los granos de maíz bajo una capa de arena humedecida o trapos húmedos, al tener sus primeros brotes, se lava y muele en metate.

Después, en agua hervida se echa el maíz molido y se deja hervir por varias horas para después vaciarla en recipientes, con la intención de dejarla reposar por al menos dos días para que fermente.

“De aquí es que se dice que los huicholes son la cultura del maíz: comen maíz, toman maíz, su historia viene del maíz”, apuntó.

Hoy en día se prepara con base en maíz y con un toque de limón o nieve de limón, sal, chile piquín y piloncillo. Su sabor es agridulce y con un grado bajo de alcohol.

De acuerdo con cifras de 2017, la producción nacional de maíz grano fue de 27.8 millones de toneladas que fueron cosechadas en una superficie de 7.3 millones de hectáreas.

En 2018 se tuvo una intención de siembra de 29.1 millones de toneladas, lo que representaría 4.9 por ciento más de lo reportado el año anterior, puntualizó.

Tejuino, manjar de los dioses huicholes

TUCSON (EFE).- El chiltepín, un condimento del estado mexicano de Sonora, cruzó la frontera para convertirse en la materia prima de Chilttepica, la compañía montada por una pareja de inmigrantes que elabora una gama de productos a base de este chile, y que causan sensación en festivales internacionales.

Resultado del anhelo de los mexicanos Gloria y Huemac Badilla por asegurarse estabilidad económica y ser independientes laboralmente, la idea de Chilttepica surgió hace seis años cuando dos amigos suyos perdieron sus casas por la crisis inmobiliaria.

«Estábamos en la sala de la casa y dijimos: ‘Que haríamos si perdiéramos la casa o perdiéramos nuestros trabajos’. Dijimos pues haríamos salsa, porque (cuando íbamos a reuniones de amigos) todos decían tú estás encargado de la salsa, les gustaba», contó a Efe Gloria Badilla, residente en Arizona (EE.UU.).

Empezaron con la salsa Chilttepica, una combinación del nombre de este chile con pica, y posteriormente introdujeron a su abanico de productos otros artículos como el chiltepín en pepa, molido y con sal marina.

El chiltepín, conocido como el «oro rojo» de Sonora ya que su precio puede llegar a 70 dólares la libra, se puede comer con un taco de frijoles, con huevos revueltos, acompañando un corte de carne de res o hasta ser parte de un plato principal en la cena.

«No voy a mentir, es algo bien duro, siempre tienes el nervio en el estómago», dijo Badilla, sobre los inicios de la aventura. «Toqué muchas puertas, hice llamadas, envíe correos, incluso algunos no nos han respondido pero un día (el supermercado) Costco nos contestó».

Ese día su sueño empezó a ser realidad. El gigante de la distribución les pidió que presentaran su producto en sus oficinas corporativas del sur oeste del país y, tras la reunión, obtuvieron el visto y bueno para que Chilttepica esté en sus estanterías.

Actualmente, la salsa Chilttepica se vende en los tres Costco de Tucson, y cada quincena deben proveer unas 1,200 salsas, además de superar varios controles.

En el inmediato plazo, Badilla señala que se encuentran en negociaciones con otras tiendas del país, mientras prosiguen sus ventas a través de su página web y desde donde distribuyen pedidos a Nueva York, California, Carolina del Norte y del Sur, Dakota, Texas y Florida.

Recientemente participaron en el Festival Internacional de Gastronomía en Macao (China), de la mano de la oficina turística Visit Tucson, y en el que maravillaron a los chefs internacionales que estaban presentes.

«Llevamos varios frascos con el chile a China y fue una sensación, habían chefs de 21 ciudades del mundo. Estaban maravillados», dijo a Efe Felipe García, vicepresidente de Visit Tucson.

Según García, la empresa creada por la pareja de inmigrantes «genera empleo en México mientras hace crecer su negocio en Estados Unidos».

«Le pagan a la gente que recoge el chile por hora, porque quieren que le dediquen tiempo a cortar un buen producto, mientras otros compradores pagan por peso», comentó García.

Badilla manifestó que el plan de negocio ha cambiado varias veces y tuvo una inversión inicial de 10 mil dólares. Luego, cuando empezaron a crecer, debió renunciar a su trabajo para dedicarse por completo al negocio.

Hoy en día, la empresaria está clara que iniciar su propia compañía ha sido un reto, pero está orgullosa de demostrar que los inmigrantes vienen a este país a producir, aportar, representar a su cultura y dejar una huella.

Pareja de inmigrantes levanta un próspero negocio a base de chiltepín en Arizona

SAN FELIPE USILA, Oax. (EL UNIVERSAL).- Alrededor de una fogata a orilla del río, la familia se reúne; es una fiesta en la que participan hombres, mujeres y niños. El motivo es elaborar el tradicional caldo de piedra, en cuya preservación es necesaria la participación de todos los presentes.

Enclavado en la zona montañosa de la Cuenca del Papaloapan, San Felipe Usila se mantiene como uno de los paraísos de la gastronomía de los pueblos originarios, en especial de la cultura chinanteca. Se ubica a 100 kilómetros de Tuxtepec, la principal ciudad del norte de Oaxaca.

Su geografía, salpicada de montañas y pequeñas llanuras a 100 metros sobre el nivel del mar, es el hogar de unas 5 mil personas y es gracias al caldo de piedra que esta localidad figura entre los destinos con platillos exóticos, puesto que cocinar mariscos y pescado a la orilla del río, mediante piedras calientes, es un don que no poseen otros.

La riqueza culinaria que tiene la comunidad contrasta con un entorno de carencias, así lo indican los datos sobre pobreza y rezago social de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), los cuales señalan que hasta 2016 en San Felipe Usila 39.5% de la población vivía con carencias alimenticias y un alto grado de marginación.

Ahora, parte de su lucha cotidiana también es conservar su platillo tradicional, ya que desde 1988, cuando cerraron la cortina de la presa Miguel de la Madrid, el río Usila —que proviene de una corriente de la Sierra norte— dejó de ser el proveedor del pescado y camarón utilizado para el caldo, dificultando la conservación del platillo.

Saber heredado

Alexis apenas pasa de los cuatro años, pero en cuanto escucha a los mayores comenzar con los preparativos, se anota para el ritual de cocinar en la ribera del río. Su abuelo, Emilio Tenorio Ángel, alista sus herramientas; sus hijos también se preparan con esmero. Así lo dicta la costumbre. Sobre la lancha, y a contracorriente, suben sobre el cauce del río para encontrar la playa ideal que se convertirá en el escenario de la convivencia.

Emilio, de 64 años, explica que el caldo de piedra es un platillo que trasciende lo gastronómico. Dice que desde que tiene memoria, los adultos se organizaban para ir al río a elaborar el platillo y aunque es común señalar que se trata de un guiso exclusivamente cocinado por varones, por la complejidad de la pesca y las piedras ardientes, asegura que nunca se excluyó de su preparación a las mujeres. Al menos, no en su familia.

Con el conocimiento que arrastra por herencia familiar, Alexis ya identifica qué tipo de piedras son las ideales para la preparación del caldo. Elegirlas no es algo menor. Se trata del elemento alrededor del cual giran todo los ingredientes: deben ser perfectas para que soporten el fuego.

Mientras Emilio apila la leña y enciende la fogata donde se colocarán las piedras, cuenta que sus familiares y amistades se organizaban durante las jornadas de trabajo en el campo para después ir al río.

Cada uno tenía la responsabilidad de llevar alguno de los ingredientes, menos la mojarra y los mariscos, puesto que esos los pescaban en las aguas del Usila, el río que atraviesa la población. Emilio recuerda que en esos años había peces en abundancia.

Explica que el caldo de piedra se puede comer en cualquier momento especial, ya que su preparación trae en sí misma un elemento de convivencia, pero señala que es costumbre prepararlo en Semana Santa, cuando decenas de familias se congregan en el río para hacerlo a la manera tradicional.

Sobre el origen de este platillo no hay memoria que cite el tiempo exacto; todos saben que es una tradición heredada. Recuerdan que lo preparaban los abuelos de sus abuelos y que se relaciona con toda la abundancia que les ponía a la mano el río. Por todo ello y por la nula influencia española en la región, consideran que proviene de la época prehispánica.

Piedras ardientes

El sol se mantiene pacífico debajo de una nube. El clima es ideal para soportar las llamas donde las piedras se calientan hasta el rojo vivo. Mientras, con una piedra de río, la nuera de Emilio muele por completo el jitomate y el ajo directamente sobre la jícara donde se cocerá la mojarra.

Al paso de 20 minutos, se consume la leña que calentó las piedras hasta arder. Es momento de tomar agua del río, agregar cebolla y chile verde en trozos, suficiente sal para sazonar y hojas de cilantro y epazote.

Lentamente, Emilio coloca las primeras piedras en cada jícara con unas pinzas y de forma inmediata se suelta el hervor: se desprenden los olores de las yerbas y el ajo; el tomate colorea el caldo. Es este primer hervor el que fusiona los ingredientes.

Apenas termina de burbujear el caldo, se saca la piedra del plato y se agrega el pescado troceado, para que quepa y se cocine mejor. Entonces, viene la segunda y tercera piedra, que «sufren» y «se quejan» al sumergirse en el guiso; con su calor se cocerá la mojarra durante unos dos minutos. Según el tamaño del pescado y la temperatura de la piedra será el tiempo de cocción. Luego, cada una de las piedras se sacan del plato, algunas de ellas fracturadas.

«No es cualquier piedra, deber ser la indicada para que tenga el sabor original», dice Emilio mientras muestra una roca blanca, que son las más resistentes al fuego.

Después del ritual culinario, el pescado ha concentrado todos los sabores y su carne se desprende con suavidad del esqueleto. Huele y sabe a cada uno de los ingredientes.

Con cuidado, los comensales se acomodan a la orilla del río. Cualquier movimiento en falso derramaría el contenido de las jícaras: casi un litro de caldo humeante, pese a que el recipiente nunca tocó el fuego. A diferencia de su meticulosa preparación, cada uno come el caldo de piedra como puede: a cucharadas o por sorbos, pero siempre acompañado de tortillas a mano calentadas sobre las brasas.

Mantener la herencia

«Tal vez se habla mucho de nuestro caldo, pero hasta acá la gente no viene», apunta. Emilio, habitante de Usila, quien desde hace más de una década instaló su propio restaurante para ofrecer el platillo a los pocos visitantes que llegan de manera esporádica.

Hablar de pocos visitantes no es sólo un decir. Emilio, por ejemplo, no recibe comensales desde Semana Santa y, según Longino Tenorio, promotor turístico y cultural de la comunidad, además de los turistas de la región, al año llegan apenas unos 30 viajeros de distintas partes del mundo, todos atraídos por el mítico caldo. Pero aunque hay dos casas de huéspedes, siempre prefieren partir.

«Tratamos de conservar el caldo de piedra, lo que nos falta son más visitantes», dice Longino.

A esa baja afluencia turística se suma que restaurantes de la capital han retomado la receta y ofrecen el platillo hasta en 200 pesos, mientras que en el restaurante de Emilio no pasa de los 100. Pese a los bajos precios, los visitantes no han vuelto desde hace nueve meses, por lo que él y su familia sobreviven de la crianza de mojarras, actividad que además les proporciona pescado fresco para preparar el caldo.

A pesar de ello, Emilio y Longino no pierden la esperanza de que la comunidad se convierta en un destino que cientos de personas visiten todo el año, pero desconocen a qué autoridades deben recurrir para activar la promoción turística de Usila, donde además de la gastronomía, las mujeres elaboran telar de cintura y bordan la historia de su pueblo en huipiles.

Preservan el legado gastronómico del caldo de piedra

No olvidemos que el 14 de Febrero no sólo se celebra el amor, también es el Día de la amistad, es por ello que te damos varias opciones de cafeterías con diseños novedosos, ideales para celebrar San Valentín con tu grupo de amigas. Advertencia, todo es color rosa, así que es para las chicas más románticas.

1. Flora Caffè

La decoración es temática, así que ahora está todo alusivo a San Valentín. Los postres y los cafés se sirven tan románticos que no vas a querer ni tocarlos, todo es en tonos rosas. Lo mejor es que puedes tomarte fotos con tus amigas en cada espacio, especialmente en la alberca de pelotas.

Ubicación: Av. Javier Barros Sierra 540, Santa Fe, Zedec Sta Fe, 01219. Ciudad de México, CDMX.

2. Delisa pastelería

Una opción al estilo francés donde encontrarás los mejores pasteles hechos de forma casera y personalizada. La decoración es vintage y es un espacio en el que te harán sentir a gusto.

Ubicación: Tabasco 42, Roma Norte, 06700, Ciudad de México, CDMX.

3. Fournier Rousseau

Si quieres sentirte en un rincón de Francia, pero sin salir de la CDMX, este lugar es para ti. Otro espacio vintage en el que podrás tomarte muchas fotos con tus amigas para subir a sus Instagram.

Ubicación: Córdoba 108, Roma Norte, 06700, Ciudad de México, CDMX.

4. Budapest Cukrászda

Y si se les antoja un café y luego un trago, este lugar es ideal.

Ubicación: Avenida Tamaulipas 130, Hipódromo Condesa, 06170 Cuauhtémoc, CDMX.

Cafeterías ideales para pasar San Valentín entre chicas

La gastronomía local es probablemente uno de los elementos más emblemáticos de la cultura mexicana. Desde 2010 la cocina mexicana es reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO y, debido a la gran riqueza y variedad de nuestro país, es posible encontrar exquisitos platillos en cada rincón del territorio nacional.

La cantidad de platos endémicos de cada región y estado es incontable, y cada uno de ellos representa una experiencia culinaria única. Afortunadamente, existen diferentes festivales y ferias gastronómicas durante el año que permiten a los amantes de la comida conocer diferentes opciones tradicionales y exóticas de platillos regionales.

Para disfrutar de este patrimonio, ClickBus, plataforma online de venta de boletos de autobús, recomienda algunos destinos con importantes celebraciones gastronómicas.

1. Feria Nacional del Queso y el Vino en Tequisquiapan, Querétaro

La región vitivinícola de Querétaro ha crecido y ganado popularidad durante los últimos años, debido a la calidad de sus productos y la belleza de sus paisajes. Cada año, las casas vinícolas de México se dan cita a finales de mayo en el pueblo mágico de Tequisquiapan, para deleitar los paladares de los asistentes con algunos de los mejores vinos y quesos producidos en nuestro país, mientras son acompañados por diferentes espectáculos artísticos y culturales.

Además de disfrutar de una buena copa de vino, la visita a este Pueblo Mágico tiene atractivos diversos como el vuelo en globo, la visita a las casas vitivinícolas, visitar el Museo de la Canasta, o el Mercado de la Vara y el Mimbre.

2. Feria Internacional del Mezcal en Oaxaca, Oaxaca

Uno de los festivales que más harán rendir tu viaje es la Feria Internacional del Mezcal realizada en la capital oaxaqueña, debido a que se celebra en el marco de la Guelaguetza, durante el mes de julio. Los amantes de esta bebida no pueden dejar de asistir, pues el mezcal oaxaqueño tiene la mejor calidad y mayor producción a nivel nacional; adicionalmente, la gran gastronomía del estado le da un atractivo extra a la visita a esta feria.

Además de tener la posibilidad de probar diferentes mezcales, también puedes conocer a los maestros mezcaleros, aprender su proceso de destilación y recorrer los distintos pabellones de atracciones, como el de la cultura del mezcal, el gastronómico y el artesanal.

3. Festival del Chile en Nogada en Calpan, Puebla

Cada agosto, en el pueblo de Calpan, ubicado en las faldas del Iztaccíhuatl y el Popocatépetl, tiene lugar este gran festival, en el que se preparan hasta 70 mil chiles en nogada, mientras se realizan actividades culturales como exposiciones, conciertos, obras de teatro y danza. Además de disfrutar de uno de los platillos más emblemáticos de Puebla, puedes aprovechar el viaje a Calpan y visitar el Templo y Convento de San Andrés, construido en el siglo XVI, uno de los principales atractivos turísticos del pueblo junto con el Valle de los Volcanes.

4. Festival del Chocolate en Villahermosa, Tabasco

Este estado es el primer productor de cacao en México, cuya calidad y tradición le han valido para obtener la denominación de origen, Cacao Grijalva. Debido a su trayectoria como productor, desde 2010 se realiza este festival cada noviembre en la capital del estado, en el cual se ofrecen diferentes productos elaborados con cacao y chocolate, además de contar con diferentes eventos musicales y culturales, incluido un mercado de trueque en donde se pueden cambiar diferentes artículos por semillas de cacao. Además de las actividades que ofrece el festival, se pueden visitar atractivos turísticos como las haciendas cacaoteras de Comalcalco, para conocer el proceso de producción.

5. Festival del Caldo de Rata en Fresnillo, Zacatecas

Un platillo típico y exótico que representa la gastronomía de Fresnillo es el caldo de rata, elaborado con carne de rata de campo. Desde 2015, diferentes chefs de Zacatecas se reúnen a mediados de noviembre en Fresnillo para difundir y dar a probar el tradicional caldo de rata, y combatir los mitos alrededor de su consumo. La rata de campo con la que se prepara este platillo también es utilizada en gastronomías orientales como Tailandia, Camboya, Vietnam, China e India.

Encima de disfrutar de este plato poco común, se puede aprovechar el viaje para recorrer la ciudad, cuya construcción se remonta a 1554, y todavía conserva el diseño colonial de la ciudad, siendo ideal para recorrer a pie y tomarse un momento de relajación.

La variedad de platillos y atractivos que puedes conocer en estos destinos es incontable. Ésta es sólo una pequeña guía para que sigas explorando nuevos destinos y conozcas más sobre la cultura general y gastronómica que ofrece México en cada uno de sus rincones.

Cinco festivales gastronómicos para visitar México en 2019

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es uno de los trastornos metales más recurrentes en la población, el cual desencadena una serie de complicaciones tanto laborales, escolares, familiares o personales, por ejemplo la discapacidad o el suicidio, si es que no se trata la enfermedad desde una etapa temprana.

Según la OMS, el año pasado se estimaban 300 millones de personas con este síntoma; sin embargo, el sexo femenino era el que más estaba expuesto a diferencia del masculino.

Dentro de los factores que provocan la depresión están el desempleo, el luto, las enfermedades cardiovasculares o los traumatismos psicológicos, pero existen algunos alimentos que pueden generar depresión en cierta medida, así como otros tantos que pueden ocuparse como antidepresivo; depende del tipo de alimentación que se lleve.

En los alimentos existe una sustancia llamada serotonia (también llamada la hormona de la felicidad) y su función es regular el apetito, la irritabilidad, el sueño y la depresión, por lo tanto, cuando ésta disminuye es posible la aparición de dicho trastorno mental. Algunos de los alimentos que pueden causar depresión son:

1) Comida rápida

Por su alta cantidad de grasas trans y saturadas se genera un aumento significativo de moléculas que perjudican el funcionamiento de las neuronas. Los mismo pasa con los lácteos altos en grasas.

2) Bebidas energizantes o endulzantes

Consumir más de un litro al día de alguna de estas bebidas hace que las vitaminas y minerales ubicados en el cuerpo humano disminuyan su disponibilidad para un buen funcionamiento. En cuanto a las bebidas alcohólicas, se crea un efecto de rebote ya que, en un principio, dominan el sistema nervioso, pero cuando el efecto pasa, se presenta un estado de ansiedad.

3) Pan dulce y pasteles

Su contenido se basa en azúcares, grasas trans y saturadas, por lo que no aportan nada sano dentro de la alimentación, al contrario, afectan al organismo por las sustancias que sueltan y aumentan la posibilidad de que la depresión se haga presente.

Es recomendable evitar consumir frecuentemente este tipo de alimentos principalmente si eres una persona que tiene a deprimirse o a tener episodios de ansiedad. Es mejor llevar una dieta basada en alimentos naturales y fuera de un proceso industrial. Al igual, es importante consultar a un especialista en trastornos mentales al primer síntoma de depresión.

Alimentos que pueden causar depresión

México.- En 1991 la Universidad del Claustro de Sor Juana (UCSJ) comenzó a desarrollar un programa sobre gastronomía que incluye a las humanidades, y ahora, convertido en Licenciatura, ese proyecto no sólo es considerado pertinente, sino estratégico para el país.

“Si en los años 90 autoridades de la Secretaría de Educación Pública (SEP) dudaban sobre la utilidad de crear una Licenciatura con ese perfil, hoy cobra especial importancia, sobre todo una vez que en 2010 la UNESCO designó a la gastronomía mexicana Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad”.

Así lo explicó Karla Araceli Reséndiz Suárez, directora del Colegio de Gastronomía de la UCSJ, quien señaló que en sus cocinas y laboratorios conviven las tradiciones, ingredientes y técnicas del México Prehispánico con las actuales, apoyadas en la tecnología de vanguardia internacional.

Entrevistada por Notimex, subrayó que el Colegio lleva 25 años formando gastrónomos. “A pesar de que la especialidad culinaria existe desde hace tiempo en Europa y Estados Unidos, la visión de convertirla en licenciatura es de hechura mexicana, orgullosamente de la UCSJ; somos pioneros”, acotó.

Con tres mil egresados y una matrícula actual de aproximadamente 500 alumnos, esa licenciatura, reúne al mayor grupo de estudiantes de esa institución, con una infraestructura instalada que ronda los 80 millones de pesos; eso la hace la mejor equipada del país.

El plan de estudios que descansa en cuatro áreas: Administración, Ciencias Exactas, Humanidades y Técnica, permite el crecimiento constante tanto de la matrícula como el sostenimiento de toda las instalaciones. “No miramos a la gastronomía como el hecho de cocinar, sino como una multidisciplina”.

A lo anterior, Reséndiz Suárez añadió que la planta docente del colegio está integrada por historiadores, antropólogos, contadores, químicos en alimentos, médicos zootecnistas y otros más, además de chefs (chocolateros, pasteleros, confiteros, especialistas en cocina fría, y en cocina caliente) entre otros.

Durante nueve años, el Colegio de Gastronomía de la UCSJ ha sido incluido en el ranking que hace un diario de circulación nacional, y durante esos nueve años, ha obtenido el primer lugar. “El ranking lo hacen empleadores y docentes, y eso refleja el nivel profesional que otorga el plan de estudios de la UCSJ”.

El colegio se encamina a perfeccionar su plan de estudios a partir de nuevas perspectivas de la gastronomía, más allá de lo culinario, incursionando en temas de la salud y sociales, así como de políticas públicas que permitan al gastrónomo crecer y actuar en todos esos territorios del quehacer humano.

“Formamos gastrónomos con mirada interdisciplinaria capaces de dialogar prácticamente con todos los ámbitos, de entender necesidades y con poder de dar soluciones creativas y optimas con valor humanista mediante un trabajo ético, de responsabilidad social con la comunidad en la que se llegan a desenvolver”.

Con 18 años ligada a la Universidad del Claustro de Sor Juana, 10 de ellos como administrativa, aseveró que la capacidad instalada, el plan de estudios y la calidad de sus docentes, hace del colegio del que ella es egresada, la mejor opción en su tipo; “el gastrónomo se forma en el aula y en la cocina, como aquí, no a distancia o con tutoriales, como en otros sitios”.

En tanto, Marco Antonio Covarrubias Castro, Director General del Centro de Investigación y Capacitación en Gastronomía de la UCSJ, habló de la “ruta del alimento” que indica que un alimento que ya cruzó un tramo no debe volver hacia atrás. Eso evita la contaminación”, dijo a Notimex.

Tal principio es atendido por la Escuela Restaurante “Zéfiro”, desde el control de calidad en la recepción de los alimentos, lavado, desinfección y almacenamiento, hasta la preproducción, producción y servicio, es decir, desde que se reciben hasta que llegan a la mesa del comensal.

“Zéfiro” está constituido por jóvenes talentos comprometidos con la cocina mexicana y con la calidad. La comida que sirve es mexicana apegada a lo tradicional y al mismo tiempo incorpora novedosos métodos de cocción y nuevas tecnologías.

Desde hace 35 años, el plan de estudios difunde la cultura nacional a través de su cocina; en 2016 se creó el Centro de Investigación y Capacitación en Gastronomía de la UCSJ.

El compromiso del Restaurante Escuela es con los comensales. Quien entra al restaurante no percibe que también es escuela, porque el margen de error es mínimo debido a la estandarización de procesos, la implementación de manuales y la capacitación de los alumnos con profesores altamente calificados.

“La principal línea de investigación es ‘Gastronomía y su entorno’ con dos sublíneas, una es ‘Cocina y movilidad’, es decir, entender el fenómeno antropológico y social que se da en las migraciones; la otra, ‘Cocina y la salud’, para la cual tenemos un convenio con la UNAM para desarrollar productos culinarios terapéuticos”, informó.

Covarrubias Castro entiende que a través de los alimentos se puede dignificar la vida de las personas y en ese sentido, es coherente con la vocación de la universidad, el humanismo, por eso todo lo que hace va dirigido en beneficio del ser humano. Esa labor ha valido a la Escuela Restaurante “Zéfiro” diversos premios.

En 2011, el “Distintivo H”; en 2012, el reconocimiento de “Calidad Recomendable” que otorga la CANIRAC; en 2013, la denominación “Tesoros de México” de las secretarías de Turismo federal y de la Ciudad de México; en 2017, la constancia y placa que acredita la calidad y excelencia del programa educativo de la Licenciatura en Gastronomía.

Es por eso que actualmente muchos de sus egresados trabajan en puestos de mando en Hong Kong, Singapur, Australia, Irlanda, Francia, España, Estados Unidos y México; Diana Tepozteco, egresada de la Escuela de Gastronomía de la UCSJ, es la ganadora del Festival Gourmet Sanborns 2018.

“La carta de ‘Zéfiro’ está constituida por productos mexicanos, lo que no significa una cerrazón a otras expresiones del mundo. Tenemos equipo para elaborar comida asiática y de otras zonas del planeta. Reconocemos el valor de nuestra cocina y desde ahí, el de las otras cocinas.

“Todas las cocinas son buenas. Calificar a una cocina como la mejor es calificar a un pueblo como mejor que otro y a eso no nos atrevemos. Estamos orgullosos porque la mexicana es una gran cocina, diversa, que se desborda hasta las calles; en la universidad van de la mano su tradición y su vanguardia”, concluyó el entrevistado.

Claustro de Sor Juana tiene el mejor programa de la carrera en gastronomía

El Año Nuevo chino no solo son petardos y dragones. La gastronomía china toma un cariz especial en esta época festiva y se entremezcla con las tradiciones y los juegos de palabras para generar una serie de platos típicos que marcarán una vez más la entrada en el Año del Cerdo.

Aunque siempre es aventurado hablar de «comida china» en un país en el que la gastronomía presenta grandes diferencias regionales, lo cierto es que en estos días de reunión familiar hay varios platos milenarios que, por su significado y connotaciones culturales, no pueden faltar en las mesas.

El pato a la Pekín puede ser encontrado sobre las mesas de muchas familias en la fiesta. Su carne delgada y piel crujiente hacen de este platillo uno de los más populares entre chinos durante el período de Año nuevo chino Lunar, o celebraciones de Festival De primavera.

El plato estrella en las comidas familiares es el pescado, popular también en el resto del año pero que en estas fechas tiene un matiz importante: su pronunciación, ‘yu’, es similar a la de «abundancia».

La homofonía también determina el tipo de pez que se consume: entre los más preferidos destaca el carpín, ya que su nombre incluye la sílaba ‘ji’, que suena parecida a la palabra «buena suerte».

Al comerlo, se debe dejar la cabeza y la cola en referencia a un refrán popular, y la testa del pez debe apuntar hacia los comensales más mayores en señal de respeto.

Varios de los platos tradicionales del Año Nuevo chino tratan de atraer la prosperidad: la col china suena a «riqueza ilimitada», y por eso muchos de los ‘jiaozi’ -populares empanadillas cocidas, fritas o al vapor- se rellenan con ella. 

De hecho, dicen que quien más de estas delicias coma durante la cena de la ‘Nochevieja’ china, más dinero ganará en el año entrante. Buena excusa para hartarse.

El primero de los caracteres de ‘jiaozi’ significa «cruzar», algo que alude al cambio de año, por lo que quienes los comen dejan el pasado atrás y se entregan a lo venidero. 

En algunas partes del país hacen algo parecido a lo que se hace en España con el roscón de Reyes: quien se encuentre la empanadilla que contiene una moneda se hará rico al año siguiente.

Y, como no podía ser de otra manera, para dar comienzo al Año del Cerdo, el ‘hong shao rou’ -panceta de cerdo estofada-, uno de los platos favoritos de Mao Zedong, será otra de las especialidades que reinará en las mesas. También tiene su significado, ya que recuerda a un dicho que viene a decir «prosperar tanto como el fuego rojo».

Lo dulce también tiene protagonismo: los ‘yuanxiao’ o ‘tangyuan’ son bolitas de arroz glutinoso que conmemoran la unión familiar, y las mandarinas y los pomelos, al comerse juntos, atraen la buena suerte.

Efe visitó una de las sedes de la tradicional pastelería Daoxiangcun, que tiene más de 600 establecimientos por toda China, donde su encargada, Wu Guohua, explicó que los dulces se llaman en China «pequeños buenos deseos», por lo que regalarlos anticipa un año mejor.

En estas épocas festivas venden unos 25.000 yuanes (3.710 dólares, 3.240 euros) al día, aunque la facturación en tienda física ya solo representa el 60 % del total.

Entre los tres dulces más vendidos figuran, como era de esperar, uno con forma de cerdito (‘jinzhu’), otro que conmemora las antiguas monedas chinas (‘yuanbao’) y otro que, sencillamente, significa «torta de la buena suerte» (‘jixiang bing’).

Pero ni siquiera una tradición como esta es capaz de resistir al paso del tiempo: si hace unas pocas décadas cenar fuera la última noche del Año Lunar era una excentricidad, hoy en día hay que reservar con meses de antelación para conseguir una mesa en un buen restaurante de Pekín o Shanghái.

El gerente del restaurante de pato más antiguo de la capital china, Bianyifang -fundado en 1416-, Lu Hongbin, reveló a Efe que durante el Año Nuevo chino tienen «de 5 a 6 veces más trabajo» que en otras épocas: «Apenas hay mesas libres ya. Hace medio año ya había gente llamando para reservar, y hace 15 días ya teníamos casi todas las salas llenas».

Incluso un lugar histórico y conocido por todos los pequineses sabe que su producto estrella ha de compartir protagonismo con otras comidas típicas de temporada, y ofrece menús especiales por entre 120 y 230 yuanes (18 y 34 dólares, 16 y 30 euros) por persona aunque, eso sí, incluye pato.

Sus vecinos de mesa serán otras especialidades que no están en los menús del resto del año: «Los ‘yuanxiao’ y los ‘jiaozi’ no pueden faltar», apunta Lu.

Este Año Nuevo también estará marcado por avances tecnológicos, como demuestra un informe publicado esta semana por Tmall, uno de los principales portales de comercio electrónico, que reveló que ya ha vendido hasta 800.000 platos precocinados, con especial protagonismo de los menús para entre 8 y 10 comensales. EFE

La cocina de Año Nuevo chino: pato y platillos que atraen abundancia
Las Escoburguers llevan una «linea» de polvo de cebolla y un billete.

Sídney (Australia).- Una hamburguesería que lleva el nombre inspirado en el fallecido narcotraficante colombiano Pablo Escobar, en la que se sirven platos adornados con imitaciones de cocaína y billetes enrollados, ha creado polémica en Australia.

Pablo’s Escoburgers, situada en un barrio de Melbourne frecuentado por híspters, utiliza como logotipo una caricatura del llamado «rey de la cocaína» muerto en Medellín el 2 de diciembre de 1993 por disparos de la policía y a quien se le atribuyen más de 5.000 asesinatos y cientos de atentados terroristas.

En su página de Facebook, el negocio muestra fotografías de su menú que incluye una hamburguesa decorada con una línea de polvo de ajo y un billete falso de cien dólares incrustado en el pan.

En otra aparece la hamburguesa con una bolsa de polvo de ajo con una cucharita, recreando el mundo del narcotraficante cuya figura ha inspirado libros, películas y series, y es idolatrado por algunos. 

El restaurante intentó anticiparse a la controversia y aseguró en su página de la red social que su iniciativa empresarial inspirada en el también conocido como el «patrón del mal» no pretende ofender a nadie.

«Estamos orgullosos de nuestras hamburguesas, pero también entendemos que Pablo Escobar era un hombre horrible que destruyó las vidas de miles de colombianos. No condonamos, idolatramos o promovemos las acciones de Pablo Emilio Escobar o sus acciones», indica el restaurante.

«Pero somos australianos y sabemos cómo divertirnos y reírnos con un buen juego de palabras (…) Muchos colombianos disfrutan de nuestras hamburguesas y otros nos han hecho críticas terribles y comentarios molestos en FB, de una forma que parece que el mismo Pablo estuviera aquí», agrega.

Las explicaciones no evitaron las reacciones de colombianos y latinoamericanos en Oceanía así como de Australianos que se enzarzaron en acaloradas discusiones a favor y en contra de la idea de la hamburguesería.

La colombiana Elizabeth de Castro pidió al restaurante que cambie el nombre y no alimente el estigma contra sus compatriotas (#changethename #changetheestigma), en un mensaje en el muro de la página de Facebook del establecimiento.

A esta le respondió Aaron Jaluis, que le recomendó que se centrara en ella misma porque se trata solo del nombre de una hamburguesa (#focusonyou #onlyahamburger).

Jalius además sugirió a la hamburguesería que reciba a sus clientes con la canción «Tuyo» de Rodrigo Amarante, popularizada como banda sonora de la serie «Narcos» de Netflix.

Otros más indignados como Mark Newton comentaron: «más cerca de casa, ¿qué tal una hamburguesa del atentado de Bali?», en alusión al atentado con bomba de la Yemaa Islamiya que mató a 88 australianos en 2002.

«¿Qué tal Adolf’s hitlerburguers? ¿Suena divertido? #Changemenow», dijo otra usuaria a la que siguió otro que propuso: «Quizá deberías hacer una hamburguesa Auschwitz para ofender a todos los judíos».

«No es más que otro ejemplo de hípsters intentando llamar la atención porque su comida es en cualquier caso mediocre. Meh!», sentenció otro.

La comunidad colombiana en Australia, que según datos oficiales de 2016 ronda los 19.000 habitantes, es muy activa cuando se trata de enfrentarse a los estereotipos que los vinculan con el narcotráfico, una actividad ilícita que junto al largo conflicto armado han aquejado al país sudamericano.

En 2014, la embajada de Colombia en Australia envió una protesta a la emisora Triple M por «los comentarios degradantes y ofensivos» emitidos por dos sus locutores, quienes dijeron en su programa satírico que todos los colombianos consumen cocaína.

«Todo el mundo (en Colombia) la tiene, la consume y la vende. He oído de personas que viajan allá y que dicen que es muy loco», comentaron los locutores Matt Tilley y Joe Hildebrand en una emisión.EFE

«Pablo’s Escobuguers», hamburguesas de polémica

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