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martes 19 de marzo de 2024

Magritte dejó su corazón en Bruselas

La vida del pintor belga René Magritte estuvo marcada por tragedias y entornos complicados, como el suicidio de su madre y la Segunda Guerra Mundial. […]

Notimex

La vida del pintor belga René Magritte estuvo marcada por tragedias y entornos complicados, como el suicidio de su madre y la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, su obra pictórica y su amor por Bruselas, lograron hacer el contrapeso de su vida personal.

Para los expertos del arte, su principal lección ha sido la necesidad de cuestionarse las cosas y la libertad para reinterpretar permanentemente la realidad.

Lo anterior hizo a Magritte uno de los artistas más eminentes del surrealismo y a lo largo del tiempo lo ha convertido en un ícono de Bélgica.

A pesar de haber nacido en Lessines el 21 de noviembre de 1898, Bruselas fue la ciudad más querida del pintor.

Ahí estudió en la Academia de Bellas Artes, conoció los movimientos artísticos de la época que influirían en su obra y se desarrolló como artista.

En Bruselas pasó sus últimos 37 años de vida, expuso en solitario por primera vez, conoció a sus amigos y futuros compañeros del movimiento surrealista y murió el 15 de agosto de 1967, a la edad de 69 años, debido a un cáncer de páncreas.

El Musée Magritte se ha convertido en visita obligada desde 2009 cuando abrió sus puertas. Ubicado en el corazón de Bruselas, reúne la colección más grande del mundo del artista surrealista con unas 230 obras y archivos.

Durante el recorrido por el museo, se observan pinturas, dibujos, esculturas y objetos pintados, así como carteles publicitarios, partituras musicales, fotografías y películas.

El museo también tiene la colección más importante del período “Vache” del artista.

Conocido por sus ingeniosas y provocativas imágenes, Magritte pretendía cambiar la percepción de la realidad y forzar al observador a sensibilizar su entorno.

Como figura importante en el surrealismo en Bélgica, fue rodeado rápidamente por artistas belgas, franceses y estadunidenses, quienes lo influenciaron en su trabajo durante toda su vida.

Magritte se embarcó en varios movimientos pictóricos, pero encontró su mayor afinidad en el Surrealismo.

En un principio se unió al manifiesto surrealista (década de 1940) de los fundadores, pero no encontró fama hasta la década de los años 60, cuando sus trabajos ganaron popularidad en Estados Unidos, llegando a ser muy influyentes en movimientos modernos como el Pop Art y el arte conceptual neoyorkino.

El Museo Magritte que forma parte de los Museos Reales de Bellas Artes de Bélgica, ya ha recibido ocho nominaciones y premios. Cada año recibe la visita de más de 300 mil visitantes de todo el mundo.

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