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jueves 26 de diciembre de 2024

Una jugadora demanda a su club y desafía el statu quo del futbol femenino en Argentina

BUENOS AIRES (AP) — Casi 90 años después de que el futbol masculino se hizo profesional en Argentina, las futbolistas argentinas siguen jugando como amateur: […]

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Macarena Sánchez / Foto: AP

BUENOS AIRES (AP) — Casi 90 años después de que el futbol masculino se hizo profesional en Argentina, las futbolistas argentinas siguen jugando como amateur: sin pago o con poca remuneración.

Macarena Sánchez quiere cambiar esta situación. Ahora.

La futbolista de 27 años ha demandado a su club y a la Asociación del Fútbol Argentino para llegar a tener el estatus profesional. El caso podría establecer un precedente en el país de Lionel Messi y algunos de los mejores jugadores de todo el mundo, pero donde el futbol sigue siendo visto mayormente solo como un juego de hombres.

«Quiero ser reconocida como jugadora profesional. Quiero que se me tome como una trabajadora del deporte y que eso abra las puertas para que otras chicas también puedan disfrutar del beneficio que es trabajar de lo que nos gusta: ser jugadores de fútbol, de lo que amamos», dijo Sánchez a The Associated Press.

Sánchez comenzó a jugar futbol a los cinco años al ver a su padre jugar con sus amigos durante los fines de semana en la provincia de Santa Fe, donde nacieron Messi, Gabriel Batistuta y Jorge Valdano. Animada por su padre, refinó sus habilidades en un club local.

Durante un partido amistoso en Buenos Aires en el 2012, el técnico del UAI Urquiza la invitó a sumarse a su equipo, considerado uno de los mejores de Sudamérica.

«(En) ese torneo salimos campeones por primera vez en la historia del club», dijo. «Y repetimos el campeonato otras tres veces más».

Sánchez también compitió en tres ediciones de la Copa Libertadores, el máximo torneo femenino en Sudamérica. Pero el 5 de enero recibió una llamada de su técnico, algo que no esperaba. Sánchez dijo que él la despidió debido a una «decisión relacionada al futbol», pero no le dio más detalles.

Durante años, Sánchez había recibidos pequeños estipendios y realizado un trabajo administrativo en el club. La noticia de que iban a prescindir de sus servicios ocurrió a media temporada, así que no logró irse a otro club. Tras consultar con su hermana, quien es abogada, decidió presentar una querella para pedir una compensación y la profesionalización del futbol femenino.

«No es fácil ser la primera mujer que le inicia una acción legal a la Asociación del Fútbol Argentino», dijo Sánchez. «Es una mochila bastante grande que me tenía que poner. Sabía que iba a tener mucha repercusión. Sabía que me iba a encontrar con mucha gente que por ahí no me apoyaba. Pero bueno, en la balanza gano más el objetivo colectivo. Y gano más el querer ver en un futuro que muchas chicas puedan disfrutar de ser trabajadoras… Sueño con eso».

Directivos del UAI Urquiza rehusaron comentar sobre el tema, y el jefe interino de la comisión de futbol femenino de la federación argentina no estaba disponible para comentar.

Sin embargo, Sánchez ha recibido bastante apoyo de la FIFPro, la organización internacional que representa a jugadores profesionales de todo el mundo.

«Macarena es parte de una generación de destacadas jugadoras en Sudamérica que están hartas de recibir un tratamiento indigno», dijo la FIFPro a la AP en un comunicado. «Es inaceptable que los clubes de fútbol y federaciones nacionales de fútbol en Sudamérica y otros lugares traten a las jugadoras como ciudadanos de segunda clase, bajo condiciones bastante inferiores a sus pares masculinos».

La selección nacional femenina de Argentina hace poco clasificó para el Mundial por primera vez en 12 años. Es poco probable que Sánchez vaya a ser incluida al equipo, que va rumbo a Francia, y la acción legal no involucra a la selección nacional.

Pero incluso las jugadoras de la selección han tenido problemas financieros. En 2017, se fueron a la huelga luego de que no les pagaran sus estipendios, de unos 10 dólares. También carecen de lugares adecuados para cambiarse de ropa, por un tiempo entrenaron en una cancha de tierra, y muchas veces se ven obligadas a viajar largas distancias para jugar un partido y regresar el mismo día para ahorrar dinero en hotel.

Las jugadoras también se enojaron cuando Adidas, marca que patrocina a unos cuantos jugadores de las selecciones nacionales de ambos géneros, develó las camisetas de la Copa América del año pasado con modelos en vez de jugadoras.

Y mientras la liga argentina masculina atrae miles de hinchas y gana millones de dólares, una jugadora de uno de los mejores clubes se ve obligada a dividirse en dos para jugar fútbol y trabajar para sobrevivir.

«No hay posibilidades, no importa cuán buena sea la mujer en Argentina hoy en día, de que viva del (fútbol)», dijo Brenda Elsey, profesora de la Universidad Hofstra que se especializa en historia y política del fútbol en Latinoamérica. «No creo que en 1931 (cuando se profesionalizó el fútbol en el país) haya habido un jugador argentino que haya sentido el mismo tipo de abierta hostilidad y negligencia que las mujeres siente ahora».

Elsey, quien hace poco viajó a Argentina para investigar el tema y tiene una copia de una foto que muestra mujeres jugando fútbol en 1923, mencionó un ejemplo reciente. Cuando Estudiantes ganó el campeonato, ella dijo que la federación argentina de fútbol se olvidó de darles el trofeo. Las jugadoras le dieron buena cara al desinterés y celebraron con un jarrón de plástico.

La anécdota no asombró a nadie.

«Argentina no es una excepción a la regla de discriminación de género en Latinoamérica. De hecho es bastante común», agregó Elsey.

En Chile, otro país que acudirá a Francia tras clasificar al Mundial este año, el fútbol femenino también es amateur. Los técnicos se han quejado de que los clubes masculinos afiliados con equipos femeninos a veces ni siquiera prestan sus canchas a sus contrapartes para entrenamientos y solo les dan un solo juego de camisetas.

En vez de eso, muchas jugadoras se van a Estados Unidos a jugar a la NWSL y percibir salarios, mientras que los únicos países de la región que tienen ligas profesionales son Brasil, México y Colombia. Pero todavía hay mucho trabajo por hacer para superar los prejuicios e ignorancia.

Por ejemplo, el presidente del club colombiano del club Deportes Tolima, Gabriel Camargo, dijo que el fútbol femenino es un «un caldo de cultivo del lesbianismo tremendo».

La CONMEBOL, el ente rector del fútbol sudamericano, quiere reducir la desigualdad, sin embargo. Hace poco anunció que los clubes que quieran que sus equipos masculinos clasifiquen para la Copa Libertadores deben tener un equipo femenino.

La versión de mujeres de este torneo, conocida como la Copa Libertadores Femenina, ha sido el campeonato más importante de su tipo en la región desde 2009. Brasil ha dominado el torneo, pero el Atlético Huila de Colombia ganó el año pasado.

La bolsa de premio del campeonato fue 55.000 dólares, y se desató una polémica cuando uno de los jugadores dijo que el premio iría para el equipo masculino, aunque el asunto se aclaró después.

Sin embargo, ha habido algunas mejoras en el fútbol femenino.

Antes de las eliminatorias para la Copa Mundial del año pasado, a la selección femenina argentina se le permitió entrenar en el mismo complejo donde Messi y el resto de la selección masculina se prepara para sus partidos, predio que hasta hace poco solo podía ser usado por hombres.

El progreso de la selección y la eventual clasificación recibió el apoyo de Messi y varios de clubes profesionales argentinos. Muchas jugadoras dicen que se sienten parte de un cambio cultural empujado por un fuerte movimiento feminista en Argentina, que ha movilizado a decenas de miles de personas a luchar contra la violencia hacia las mujeres, y ha contribuido a que las argentinas ganen terreno en la política y el área laboral.

Una organización de mujeres conocidas como las Pioneras del Fútbol Argentino hace poco se reunieron en una cancha de Buenos Aires para pelotear y recordar los obstáculos que tuvieron que enfrentar al jugar el deporte que aman. Un grupo de jóvenes que practicaban en la cancha, las aplaudieron cuando las mujeres comenzaron a regatear, dominar el balón y pegar tiros al arco.

«Era un poco difícil porque no éramos bien vistas. Por ejemplo cuando veían a una mujer jugando al fútbol le gritaban cosas como: ‘¡Andá a lavar los platos!’ Pero no todos. Había gente que nos veía hacer jueguito o un cabezazo o algo así nos aplaudían», dijo Elba Selva, 74, quien anotó los cuatro goles con los que Argentina ganó 4-1 a Inglaterra en el Estadio Azteca en Ciudad de México en la Copa Mundial de 1971. «Para nosotros es un orgullo poder participar de todo esto».

La ex portera Lucila Sandoval fundó el grupo para mantener vivo el legado del fútbol femenino argentino.

«Para nosotras que ya no estamos en campo y que jugamos con ese amor, esa pasión por el deporte, le dejamos el legado a estas chicas y estas chicas están luchando ahora ya por el profesionalismo», dijo. «Lo que pasa ahora con Maca Sánchez … es un poco el puntapié inicial de la lucha que se viene dando hace muchos años. Pero bueno, ahora también tener…los medios, Internet, Twitter y todas esas cosas hace más visible todas las luchas. Y creo que esto dentro de poco se va a dar».

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