Lovren, al exilio y de regreso
Hace un par de días, Dejan Lovren exigió ser reconocido como uno de los mejores defensores del mundo.
Para el zaguero del Liverpool, la trayectoria hasta la final del Mundial no ha sido fácil y se ha esforzado para cumplir el sueño de cualquier futbolista.
Cuando era niño, su familia tuvo que huir a Alemania por el conflicto interno en su país. Al no encontrar asilo, se vieron obligados a regresar a Croacia.
Lovren no recordaba el idioma materno.
El defensa ha intentado utilizar su plataforma de futbolista para apoyar a otros refugiados en diversos países.
Lovren, de 29 años de edad, debutó en el Dínamo Zagreb en 2006. Cuatro temporadas después firmó con el Olympique de Lyon. En 2013 llegó al Southampton de la Premier League.
El 26 de mayo de este año jugó la final de la Champions League, con el Liverpool.
De perseguido a figura mundial
Luka Modric se perfila como el ganador del Balón de Oro. Por su talento, Croacia buscará el domingo levantar su primera Copa del Mundo, ante Francia.
Pero los caminos del jugador del Real Madrid no siempre han sido claros. Durante la independencia croata, su familia fue perseguida y su abuelo asesinado. Vivió como refugiado y su único pasatiempo fue con un balón.
El Dínamo Zagreb fue el que le dio la oportunidad para formarse como futbolista.
Su destino no era alemán
Todo mejoraba en la vida del joven, pero cimbrado por la vida, Mario Mandzukic (Slavonski Brod, Croacia, 21 de mayo de 1986)… Hasta que ese importante detalle impidió que entrara a las fuerzas básicas del Stuttgart.
Fue entonces que volvieron los fantasmas a un chico que, en ese momento, no entendió por qué su familia huyó de la antigua Yugoslavia hacia Alemania.
Lo comprendió años después. Al igual que muchos de los hombres junto a los que mañana buscará el título mundial, el delantero de la Juventus es otra víctima de la Guerra de los Balcanes, esa que destrozó al que era su país durante la última década del siglo anterior.
Su familia salió de la entonces Yugoslavia y vivió en tierras germanas durante poco más de cinco años. Allí, desarrolló sus cualidades futbolísticas, por lo que su familia decidió inscribirlo en las inferiores del Stuttgart. El trámite nunca se completó porque el gobierno alemán les revocó el permiso de residencia, por lo que debieron volver a casa.
Golpe que no frenó los sueños de Mario, quien entró a las divisiones inferiores del Dínamo Zagreb, donde comenzó la carrera que hoy le tiene en el umbral de la gloria.
Jamás olvidó lo que vivió y el horror que registraron sus ojos. Es por eso que su cuerpo tiene tatuadas muchas frases de guerra, incluso en hebreo, idioma con el que —paradójicamente— se familiarizó en Alemania. No ha olvidado lo que la guerra le provocó, por lo que anhela la máxima alegría.
Siente el llamado de sangre croata
La confesión de Ivan Rakitic (Rheinfelden, Suiza, 10 de marzo de 1988) impresionó tanto a sus padres que —inconscientemente— le preguntaron varias veces si estaba seguro.
No era para menos. Con 18 años de edad recién cumplidos, el entonces muchacho decidió jugar para la selección del país en el que nació su padre, ese que apenas conocía y del que se sentía exiliado, aunque había una parte de él que lo quería.
De padre croata y madre bosnia, conoció la zona de los Balcanes como adolescente, porque su familia se mudó a Suiza poco antes del estallido del conflicto bélico que terminó con la entonces Yugoslavia.
Su talento llamó la atención de los visores suizos, por lo que fue llamado para los representativos helvéticos con límite de edad, para los que jugó varias veces. El problema es que siempre experimentó un sentimiento especial por el representativo que juega con esa elástica a cuadros blancos y rojos.
La nacionalidad de su padre lo impulsó a tomar la decisión, no sin antes meditarlo demasiado, porque es un hombre que no se deja llevar por los arrebatos. Es muy metódico, así es que a sus padres no les extrañó cuando les dijo que estudiaría arquitectura en la Universidad de Basilea, Suiza. Sólo hizo un año, porque el destino lo llevó al Schalke 04. Para entonces, ya era un referente de ese combinado al que tanto ama.
El Dato
98 PARTIDOS ha jugado con el combinado croata, en el que ha marcado 15 anotaciones (una en esta Copa del Mundo)