Ciudad de México.- Sergio Pitol, el escritor mexicano celebrado con el máximo premio de la literatura hispana, y cuyo tránsito por la ficción, el ensayo y la traducción le valió ser considerado por algunos como un “alquimista” de las letras, falleció. Tenía 85 años.
Familiares y Alberto Salamanca, vocero de la Secretaría de Cultura, informaron que el autor mexicano murió ayer por la mañana en su casa en Xalapa, estado de Veracruz, de causas naturales.
Narrador, ensayista, traductor y diplomático, Pitol fue considerado una de las grandes plumas de las letras mexicanas y logró algunos de los mayores premios literarios, incluido el Cervantes en 2005.
Premios
Además, obtuvo el Premio Nacional de Literatura de México en 1983 y el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo en 1999, entre otros reconocimientos.
Entre sus obras se destacan “El tañido de una flauta”, “Juegos florales”, “El arte de la fuga”, “La vida conyugal” y “Domar a la divina garza”. Asimismo, dedicó sus esfuerzos literarios al cuento, reuniendo sus relatos en títulos como “No hay tal lugar” y “Nocturno de Bujara”.
Su primo Luis Demeneghi, quien dijo que consideraba a Pitol más que un hermano, señaló que el escritor tenía desde hace un tiempo problemas renales y que se sometió a una cirugía el año pasado.
“Yo creo que fue uno de los grandes escritores que tuvo Mexico, en el siglo pasado y en este siglo”, dijo Demeneghi. “‘El Mago de Viena’ es realmente una obra maestra”.
Vivacidad, humor y libertad
De hablar pausado y profundo, Pitol solía vestir elegantemente con trajes sastre, mientras que su escritura irradiaba vivacidad, humor y libertad.
Dividía su literatura en etapas, comenzando por la severa, con un tono trágico en los personajes; la de su llegada a la capital y los viajes por el mundo; la de la parodia; y la de la literatura como narración que tiene un poco o mucho de otros géneros, de la imaginación y de la realidad, con ensayos que se vuelven relatos y novelas que tienen ensayo. Era un maestro en lograr esa alquimia literaria.
Historia
Nacido el 18 de marzo de 1933 en la ciudad de Puebla, en el centro de México, pasó su infancia en el pueblo de Potrero, Veracruz, en el este del país, lo que lo marcó de por vida.
Los abuelos paternos y maternos de Pitol habían inmigrado de Italia a Veracruz. Antes de que cumpliera 6 años su padre murió de meningitis y su madre ahogada al poco tiempo (en sus entrevistas Pitol variaba la edad que tenía cuando ocurrieron los hechos). También tenía una hermana que falleció a las dos semanas del deceso de su madre. Tras estos acontecimientos Pitol contrajo malaria, lo que le hizo tener problemas de salud por varios años.
Ensayista y traductor, estudió Derecho y Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y fue titular de esa carrera en su alma máter, en la Universidad Veracruzana de Xalapa y en la Universidad de Brístol.
Pitol y su hermano Ángel se fueron a vivir con su abuela materna y ella fue la que lo acercó a los libros apenas aprendió a leer, además de que contaba que no le ponía ninguna censura, por lo que leía lo que quería.
Acervo
Además de Julio Verne, a los 12 años sabía de Charles Dickens y Robert Louis Stevenson y ya había leído “La guerra y la paz”. A los 17, su acervo incluía también a Marcel Proust, William Faulkner, Thomas Mann y Franz Kafka.
Estudió derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México, pero prefería ir de oyente a la facultad de Filosofía y Letras, donde continuó su formación. Fue diplomático, una faceta que le permitió ser consejero cultural en las embajadas mexicanas en Varsovia, Budapest y Moscú. También fue embajador de México en Checoslovaquia y agregado cultural en París.
Tradujo a grandes como Jane Austen, Henry James y Joseph Conrad, así como a los autores polacos Kazimierz Brandys y Witold Gombrowicz. “No conozco mejor enseñanza para estructurar una novela, que la traducción”, escribió el propio Pitol en “Una autobiografía soterrada”, publicada en 2011.
Sufre de afasia
En sus últimos años Pitol había sufrido una afasia que le impedía hablar normalmente. Fue ingresado a terapia intensiva en febrero de 2015 por un problema intestinal, que requirió atención especializada.
Escribió a mano
Todas sus obras las escribió a mano y en papel, porque siempre consideró que el lápiz era una extensión de su brazo y de sí mismo, con la que transmitía todas sus emociones.