La Australian Broadcasting Corporation (ABC), el corporativo público australiano de medios audiovisuales, vive una crisis por presunta interferencia gubernamental en decisiones editoriales que motivó la renuncia de su presidente.
El ahora expresidente de la ABC, Justine Milne, presentó su renuncia y en entrevista con el programa 7.30 del periodista Leigh Sales, explicó que su decisión de ninguna manera era la aceptación de que fracasó al proteger la independencia editorial de la cadena pública.
No hubo interferencia gubernamental en la independencia de la ABC. Nadie del gobierno me ha llamado jamás para decirme que hacer en relación al corporativo, dijo al programa del propio ente.
Por su parte el ministro australiano de Comunicaciones, Mitch Fifield, dijo que la renuncia de Milne era la decisión correcta. Adelantó que habría un nombramiento interino mientras se buscaba al nuevo presidente.
En un comunicado, recordó que el Acta que norma a la ABC establece un proceso de nominación independiente, el cual será seguido para el nombramiento del proximo presidente.
La crisis en ABC comenzó con un correo electrónico de Milne que el pasado lunes anunciaba a los directivos el despido de la directora Michelle Guthrie.
Cuestionamientos del personal periodístico resaltaban su estilo de liderazgo, falta de comunicación con el equipo de trabajo y escaso conocimiento de los medios.
A su cese Guthrie respondió señalando que analizaría sus recursos legales y se dijo devastada, reseña en su página web la ABC.
El miércoles 26 la cadena de periódicos Fairfax Media se refirió a correos electrónicos que presuntamente describían órdenes de Milne a la exdirectora para despedir a la reportera Emma Alberico tras una queja gubernamental.
Tras esta publicación, una asamblea de todo el personal, descrita como la más importante en dos décadas, decidió por unanimidad pedir una investigación independiente, mientras el equipo en Sidney pidió la renuncia de Milne hasta el fin de esa indagación.
Entrevistado en Nueva York el mismo miércoles, el ex primer ministro australiano Malcolm Turnbull rechazó que antes de su salida el pasado agosto, hubiera presionado para el despido de reporteros de ABC.
Sin embargo la prensa australiana se refirió a otro correo electrónico donde Milne pedía el cese del editor de política Andrew Probyn. En tanto, el consejo de administración de la ABC sesionaba anoche sobre la crisis sin la pesencia del aún presidente del corporativo.
Al filo del medio día de este jueves, y luego de que el opositor Partido Laborista dijo que no confiaba en Milne, este presentó su renuncia pero subrayando que siempre había defendido la independencia editorial de la ABC.
Un reporte de la británica BBC explica que ABC es financiada con dinero público y goza de indendencia editorial garantizada legalmente, con el deber de informar de manera imparcial y libre de desviaciones por razones políticas.
Recordó que en años recientes el corporativo australiano había recibido críticas del partido de gobierno Liberal Nacional por supuestos reportes imprecisos y desviaciones en algunas de sus historias, por lo que reportes de que Turnbull tendría que ver en peticiones para remover periodistas, generó enojo.
Aunque ABC ya no es la de mayor audiencia en Australia, mantiene los más altos índices de confianza entre toda la prensa australiana, por lo que los informes sobre peticiones de ceses de periodistas, aunque no se concretaran, comprometieron la confianza en ella, puntualiza la BBC.