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SAO PAULO (AP) — Miles de soldados y policías entraron el martes en un complejo de favelas en Río de Janeiro, en una de las operaciones más grandes desde el mes pasado, cuando los militares tomaron control de la seguridad en esa ciudad.
Una ola de violencia está azotando a Río de Janeiro, a la vez que contrabandistas de drogas pelean por el control de zonas de la ciudad. Milicias y grupos armados, así como policías retirados y en servicio también están compitiendo para tener influencia.
Las reyertas terminan frecuentemente con tiroteos en zonas marginadas y ocasionalmente se han extendido a áreas acaudaladas a lo largo del famoso paseo costero de la ciudad.
El martes, 3.400 soldados y 500 policías ingresaron al Complejo Lins para crear un perímetro alrededor del área para evitar que sospechosos escapen y limpiando las calles de objetos que los contrabandistas pusieron para obstruir el paso. Una autopista principal que pasa por Lins está cerrada.