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Miguel R. Valladares García

domingo 21 de septiembre de 2025

Caso UACM: «¿Qué voy a hacer ahora? ¡No me dejes, mi niño!»

Dedican minuto de silencio en la UNAM y la UACM pide justicia

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Foto: El Universal

Aunque Héctor tenía 29 años cuando murió por las balas de un grupo de hombres que le dispararon, sus restos descansarán en una tumba rodeada por los sepulcros de niños que fallecieron a los pocos años de haber nacido. Su madre, Adela, no paraba de decirle «mi niño» cuando le permitieron ver por última vez su rostro a través del cristal del ataúd.

Más de 50 personas, la mayoría jóvenes, se abrazaron unos a otros mientras lloraban frente al féretro de Héctor, uno de los estudiantes de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) que fue asesinado el martes en la noche en la Gustavo A. Madero.

Todos llegaron al panteón civil de San Isidro en una camión con la leyenda «Atizapán de Zaragoza»; donde vivían él, su hermano Sergio, su hermana mayor y su madre.

Él y Sergio, quien ahora permanece inconsciente en el Hospital Ticomán por los balazos que recibió, solían trabajar empaquetando periódicos por las noches; ambos estudiaban en el plantel Cuautepec de la UACM; Héctor Ciencias de la Comunicación y su hermano menor, Ingeniería Eléctrica.

Su madre llegó con su hermana Lucila al panteón para enterrar a Héctor mientras su hija mayor esperaba en el hospital a que Sergio diera signos de vida. Adela, quien vestía un chaleco oscuro y llevaba el cabello recogido en una coleta lloraba en los brazos de sus familiares cuando no podía sostenerse en sus dos piernas por el dolor de perder a «su niño».

«¿Qué voy a hacer ahora? ¡No me dejes!», le preguntaba entre sollozos a Héctor. Los amigos del fallecido le dedicaron una última porra: «¡Autonomía, educación y libertad. Arriba, arriba, la Autónoma de la Ciudad!».

Luego del entierro, Adela regresaría con su hijo Sergio, quien inconsciente no sabe que su hermano, su amigo de fiestas, su compañero, murió.

Dedican minuto de silencio en la UNAM

Con un minuto de silencio, alrededor de cien estudiantes de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) recordaron a Gatziella Sol Cifuentes, alumna de esta institución y a su madre Graciela María de la Luz Gómez, asesinadas el pasado jueves 15 de marzo.

En el evento realizado en el jardín de este plantel, alumnas de la máxima casa de estudios del país señalaron que la joven estudiante y su mamá fueron víctimas de un feminicidio, por lo que exigieron a las autoridades llegar al fondo del caso.

“Hoy tenemos a una compañera menos, para otros una amiga, una sobrina, una alumna, en definitiva una persona que debería estar aquí para seguir preparándose para ser arquitecta. Los que estamos aquí compartimos el sentimiento de tristeza y de impotencia”, señaló una joven.

En el texto leído, se afirmó que estos sentimientos producidos por el feminicidio de ambas mujeres buscan también mostrar el apoyo a la familia “y que sepan que cuentan con nuestra solidaridad. Exigimos que se haga justicia y que se investigue el caso hasta el fondo. Estaremos pendientes de la información que vaya saliendo”.

Tras leer el escrito, las personas en ese espacio, en el cual se instaló un “tendedero informativo” para denunciar actos de acoso, guardaron un minuto de silencio para Gatziella Sol Cifuentes y su madre María de la Luz Gómez.

El pasado miércoles, en una comunidad la Facultad de Arquitectura solicitó a las autoridades que se esclarezca el caso de las dos mujeres, puesto que la mamá de Gatziella impartió diplomados en la misma institución.

“Solicitamos a la autoridades competentes continúen las investigaciones de este homicidio hasta su total esclarecimiento y el castigo a quienes resulten responsables”, indicaron.

UACM pide justicia por estudiantes asesinados

La Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) exigió justicia por el asesinato de los tres jóvenes durante un ataque armado en la colonia El Arbolillo I, en la delegación Gustavo A. Madero.

En conferencia de prensa, el rector de la institución Hugo Aboites, dijo que la violencia en contra de los jóvenes se dio a «un nivel inusitado que, de ninguna manera, puede aceptarse, ni por nuestra comunidad, ni por las autoridades de la Ciudad».

Además dijo que «a todos se les practicó un examen toxicológico, y no resultaron positivos de alguna droga. Todos eran estudiantes, estudiantes regulares, algunos con muy buenos promedios, y la mayoría tenían trabajo.»

Por otro lado, el abogado de la UACM, Alfredo Domínguez, indicó que Carlos Esquivel, el estudiante que sobrevivió al ataque, presentará una denuncia ante la Comisión de Derechos Humanos local por la detención de policías capitalinos y por la supuesta siembra de un arma de fuego.

El alumno detenido señaló que «se quedó en el lugar de los hechos dialogando con uno de los padres de los occisos, incluso ellos son quienes pidieron auxilio al 911 y, cuando llegaron los agentes, le pidieron que declarara como testigo de los hechos, el estudiante accedió, subió voluntariamente a la patrulla como testigo y víctima (también recibió un disparo de diábolo en una pierna). Pero es entonces, cuando, ya en la patrulla, lo cuestionan acerca de qué hacía en el lugar, le piden que tome con su mano derecha un arma que traían los propios policías y cambió, momentáneamente, su situación de testigo y víctima a presunto responsable.»

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