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Miguel R. Valladares García

lunes 13 de octubre de 2025

Cuentas falsas y chequeras canceladas o sin fondos, las «armas» de banda de ladrones: PGJE

La Procuraduría General de Justicia del Estado difundió este día pormenores sobre la detención de cuatro implicados en el robo de vehículos mediante el uso […]

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chequerasLa Procuraduría General de Justicia del Estado difundió este día pormenores sobre la detención de cuatro implicados en el robo de vehículos mediante el uso de «cheques invisibles».

Mediante un comunicado se detalló que acudieron a la plaza San Xavier, en avenida Carranza, para atender la denuncia de una de las víctimas, a quien después de despojar de un vehículo los maleantes contactaron para tratar de estafarlo con otra unidad.

Tras conocer los hechos, los agentes comenzaron a buscar a los sujetos, dándoles alcance a la altura de la intersección con las calles de Amado Nervo y José Vasconcelos, donde les marcaron el alto y les cerraron el paso, a tan solo una cuadra de donde despojaron de su unidad a la víctima. Ahí se logró la detención de dos sujetos identificados como Abel y Erick.

El primero de los detenidos manifestó que se dedica desde hace tiempo a la compra de vehículos a través del depósito de cheques de cuentas aperturadas con información falsa, chequeras canceladas o cheques sin fondos depositados en cuentas de las víctimas en distintos bancos, al pasar el término para la transferencia de los fondos, ya se encuentran en posesión del vehículo y los documentos originales del mismo.

Dijo que otro de los integrantes de esta banda es Alfonso, quien se dedica a adquirir vehículos de la misma manera y ese día, después de que Abel y Erick robarían carros a los vendedores que ya habían contactado,  verían a Alfonso afuera del Hotel City Express de la carretera 57, por lo que los agentes se trasladaron a ese lugar y lograron la detención del tercer implicado.

Alfonso se hace llamar también Franco y/o Pedro para obtener identificaciones falsas para abrir chequeras con estos nombres y engañar a sus víctimas.

Después, detuvieron a Sandro, quien les compra los vehículos en la cantidad de 30 mil pesos por cada uno. Tenía en su poder un talonario de cheques Banorte y una chequera, así como un folder de color amarillo con la documentación completa y la carta facturade una camioneta marca Honda, tipo CRV, modelo 2008.

 LA BANDA DE LOS CHEQUES INVISIBLES

El jueves pasado, los timadores del depósito que se desvanece perdieron el arte del engaño, también su libertad. Se trata de un grupo de artistas del engaño bancarizado que hasta se burlaba por teléfono de sus víctimas luego de quitarles sus autos sin usar siquiera un mohín de disgusto. Esa tarde, la Policía Ministerial les frustró tres golpes.

A “Carlos” le da escalofrío nomás de acordarse aquella tarde del seis de agosto en que pidió por teléfono a su esposa que mostrara su Nissan Sentra modelo 2007 a un par de desconocidos interesados en comprarlo, incluso pasaron a su casa para ver los documentos del vehículo, mismo que probaron cuando el dueño llegó al domicilio.

Tras acordar el precio de 91 mil pesos, los estafadores pidieron a Carlos que fueran a su banco (Banorte) para que le hicieran una transferencia a su cuenta. Ahí, un cajero le explicó al dueño que si los compradores no tenían cuenta en ese mismo banco no podrían hacerle transferencia.

-No tenemos cuenta en este banco, pero te depositaremos con un cheque, tú fórmate en la fila ejecutiva y pide un estado de cuenta, mientras nosotros te depositamos el dinero- le dijeron los estafadores al dueño del Sentra, formándose en la fila general.

Eran casi las tres y el banco estaba a reventar. Mientras la fila de Carlos avanzaba a paso de tortuga, los estafadores llegaron a la ventanilla y depositaron un cheque -supuestamente del Banco Banamex- por 91 mil pesos a la cuenta de Carlos.

Insólitamente, el cajero no observó nada irregular en el documento e hizo el trámite sin complicaciones, dándoles un voucher con el monto del depósito. Enseguida, los “compradores” se acercaron a Carlos y le entregaron el recibo.

-Mira, ya te hicimos el depósito, ya no te formes, mejor checa en el cajero tu saldo- le dijeron a Carlos, quien hizo lo que pidieron y efectivamente, los 91 mil pesos aparecieron en la pantalla del expendedor electrónico, así que Carlos entregó la factura y otros papeles del auto a los sujetos, quienes incluso le dieron un “raid” a su casa y se despidieron de él de la forma más amable.

Su error fue no disponer del dinero en ese momento, y seguir confiando en sus victimarios, quienes le llamaron al día siguiente tratando de ganar más tiempo.

-Si vas a sacar el dinero espérate hasta la una de la tarde porque mi banco se tarda varias horas en autorizar el depósito que te hicimos- le dijeron a Carlos, quien se confió y no acudió al cajero a sacar dinero hasta las 8 de la noche. Sudó frío cuando vio los 3 pesos disponibles en la pantalla del dispositivo.

En el recibo de movimientos de su cuenta que le imprimió el cajero apareció la leyenda: “Depósito de cheque local/Devolución de Cheque Local”. Sin violencia, los artistas del fraude le habían despojado de casi 100 mil pesos. Y hasta los mismos bancos ayudaron indirectamente a los defraudadores puesto que no devuelven los cheques falsos hasta después de tres semanas.

Sin el cheque, no tenía caso que Carlos pusiera una denuncia en la Procuraduría General de Justicia, todo fue limpio, un robo diseñado con precisión quirúrgica y basado en el juego de tiempos y procesos bancarios. Pero la suerte, o la ambición de la banda, originaria de Torreón, Coahuila, le dieron la oportunidad a Carlos de recuperar su patrimonio. Con su debido riesgo.

El jueves por la mañana vibró el teléfono celular del casi resignado Carlos, que había puesto a la venta el último de sus autos para recuperarse del robo. Una voz familiar le preguntó por su carro y le pidió que se lo llevara a un punto neutro para verlo. Acordaron verse en la Plaza San Javier, en la Avenida Carranza, puesto que el supuesto comprador, que se había pasar por Alejandro González trabajaba en una agencia automotriz cercana.

Carlos llevó su auto y los papeles. Eran las cuatro de la tarde cuando se encontró con los mismos tipos que aquél seis de agosto lo dejaron en su casa y se esfumaron con su Sentra. Mientras veían el auto, Carlos se cercioró que eran sus victimarios y se puso nervioso. Ellos a su vez lo identificaron como su víctima y entonces lo sujetaron y le arrebataron los papeles del auto.

-¡Ni la hagas de pedo porque te carga la chingada! somos de la delincuencia organizada cabrón- le gritaron a Carlos, quien vio cómo el par de defraudadores -que había dejado el guante blanco para convertirse en viles delincuentes- se llevaban su segundo y último auto a toda velocidad por Carranza, ante la indiferencia de la gente que atestiguó el asalto.

Pero Carlos estaba más encabronado que asustado, así que corrió por la avenida en busca de ayuda. De purita casualidad, un Avenger blanco cargado de policías ministeriales pasaba por el lugar y atendieron el grito de auxilio de la dos veces víctima. Antes de iniciar la persecución, los policías le pidieron a Carlos que fuera a poner su denuncia a la Procuraduría.

Nadie sabe las cualidades policiales del olfato y el rastreo.

El chiste es que el Avenger dio con el auto robado y sus tripulantes y no sólo atraparon al par de ex artistas del fraude y la sonrisa, sino también a otro par de sujetos que bajo la misma técnica del depósito del cheque invisible ya se habían apoderado de dos camionetas Honda modelos 2010 y 2012.

A “Alejandro González” le hallaron tres credenciales del INE con los nombres Alfonso Muro Medellín, Francisco Alfonso Martínez Colunga y Pedro Alfonso Rivera Salazar; también fueron detenidos Abel Barrios y Erick Misael Perales de Anda, quienes, de acuerdo a versiones no oficiales, le daban los autos robados a Sandro Hernández, de nacionalidad extranjera, quien vendía los autos a lotes de la ciudad en 30 mil pesos para luego repartirse las ganancias.

La banda de los cheques invisibles ya se había apoderado en junio pasado de un Bora 2007 con la misma estafa. Su dueña estaba ayer en la Mesa Especial de Robo de Autos de la Procuraduría General de Justicia, tratando de recuperar su patrimonio. (Juan Carlos Gutiérrez).

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