“Política. f. Lucha de intereses disfrazada de conflicto de principios.”
Ambrose Bierce
No sorprende que uno de los líderes del movimiento contra el gobernador de Morelos, el perredista Graco Ramírez, sea Javier Sicilia, siempre un activista político. Lo fue en los años noventa, cuando se opuso a la construcción de un Costco en Cuernavaca porque rechazaba la economía de mercado frente a la “economía de subsistencia” de las comunidades indígenas. Lo comprobó con su Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad tras el asesinato de su hijo Juan Francisco y otros seis jóvenes en 2011. El que hoy exija la renuncia de Graco por “violación de los derechos humanos” y por haber “hecho de la mentira su forma de gobierno” parece la posición de un eterno rebelde.
Sorprende más que el otro líder sea Alejandro Vera Martínez, rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, quien parece estar utilizando recursos de la institución para promover movilizaciones políticas. En su discurso del mitin del 16 de agosto demandó “juicio político al gobernador y a todos aquellos que han traicionado al pueblo”. Parece una exigencia fuera de lugar para el rector de una universidad pública.
Vera Martínez ha mostrado su aspiración por gobernar Morelos. Ha explorado opciones con distintos partidos, pero está considerando ahora una posible candidatura independiente. Sus esfuerzos se han visto lastimados, sin embargo, por los cuestionamientos a sus manejos financieros en la UAEM.
La legislatura local ha pedido que instancias federales investiguen al rector Vera por haber contratado un préstamo por 360 millones de pesos, para lo cual no tenía facultades, y por haber realizado gastos no justificados por 400 millones de pesos. Según el diputado Francisco Moreno Merino, del PRI, “El rector ha permitido el mal uso de recursos de la UAEM, además de una partida secreta de aproximadamente 10 millones de pesos para financiar pagos a movimientos sociales y a funcionarios.” La respuesta del rector fue presentar una denuncia ante la fiscalía del estado contra Moreno Merino y otros diputados por sus cuestionamientos.
La UAEM, según el gobernador, está prácticamente en quiebra y en septiembre se quedará sin recursos a pesar de que el presupuesto ha aumentado 100 por ciento durante su mandato. “El rector se niega a ser auditado”, dice Graco, con el argumento de que una auditoría violaría la autonomía de la universidad
Sicilia ha sido contratado por el rector, pese a no tener los requisitos para un cargo académico, con “un contrato muy bien pagado”. Al parecer apoya al rector en su estrategia política. Sicilia tiene una “agenda personalísima”, dice Graco, y ha hecho de la muerte de su hijo “una forma de vivir”.
El movimiento busca capitalizar agravios muy distintos. Su principal bandera es la inseguridad, como lo fue para Graco en sus movilizaciones contra Jorge Carillo Olea en los años noventa, aunque el gobernador dice que ésta ha bajado de forma muy importante: “El número de secuestros -afirma– pasó de 122 a dos.” El movimiento ha aprovechado la inconformidad de un grupo de transportistas, microbuseros, por la introducción del Morebús. Tiene también el apoyo del obispo de Cuernavaca, Ramón Castro, quien ha cuestionado a Graco por la nueva ley de matrimonio igualitario.
La movilización del 16 de agosto quedó lejos de alcanzar los 60 mil manifestantes que esperaban los organizadores, pero éstos utilizaron la técnica de realizar varias marchas al mismo tiempo para provocar el máximo perjuicio posible. Son tiempos políticos. El sexenio de Graco termina el 30 de septiembre de 2018.
End of Moment
El presidente Peña Nieto se queja de la atención a las malas noticias, pero en sus dos primeros años de gobierno tuvo una cobertura muy positiva, el “Mexican moment”, que no es ya más que un recuerdo distante.
Twitter: @SergioSarmiento