El poeta chileno Pablo Neruda pregonaba que no había un placer mayor que el de perder el tiempo, y que mejor que hacerlo en los cafés que están espolvoreados por toda la ciudad, donde se puede pasar una tarde tan agradable, que ese tiempo entre sorbos resulta la mejor inversión de nuestro ocio.
Y los hay de todo tipo, desde cafés espaciosos o diminutos, silentes o ruidosos donde el ajetreo de platos y vasos, o la música estridente interrumpen charlas y fomentan el texting, hasta acogedores lugares donde uno puede sentarse a descifrar miradas o leer su libro favorito y dejar que la lluvia atrofie paciencias de conductores. Café y Galería El Fauno es uno de ellos.
Retomado por sus actuales administradores hace tres años, este cafecito ubicado en la calle Madero, en el centro histórico es cálido y cómodo. En sus paredes, la clientela siempre encontrará una exposición pictórica, fotográfica o con algún escritor o escritora que del circuito literario under que presente su obra.
Muy accesible en precios, limpio, de aspecto minimalista, el Café El Fauno es un lugar ideal para perderse con la pareja, con las amistades más íntimas o consigo mismo. Para la visita en solitario, uno puede llevar su lectura favorita o allí mismo hay lecturas disponibles en préstamo en venta.
Alejandra y Jesús son sus dueños, y le han transmitido a su establecimiento su pasión por la cultura. Recomiendan su café mezcal, su ponche colombiano -que es una mezcla de café de calidad, ron, naranja y canela- o sus cervezas artesanales de estilo stout, weisser o pleiser.
Sin muchas complicaciones de otros establecimientos donde hay que romperse la cabeza con todos los estilos de café que ofrecen a la clientela, El Fauno recibe a sus visitantes y les brinda el escenario ideal para poner a volar el pensamiento, porque en los cafés no sólo se discute el futuro de un país, se orquestan revoluciones o se edifican amistades, en sus mesas se edifican amistades, se proyectan amores, se desfragmenta el mundo en cada sorbo–al menos nuestro mundo- y nos lo llevamos reconstruido tras pagar la cuenta.