Todos los indigentes más conocidos, excepto Mauro, compartieron el pan, la sal y un sitio para descansar, en el albergue nocturno del Sistema Municipal para el Desarrollo Integral de la Familia, luego de que ellos “se entregaron” por voluntad propia a la camioneta que los “rescató” de las calles del centro histórico donde deambularon, la noche de este viernes.
En el recorrido encabezado por la directora del Sistema Municipal DIF Guadalupe Chávez Méndez y el director de Protección Civil Municipal Ricardo Tapia Cuevas, los indigentes aceptaron de buena gana, excepto uno de ellos, que decía acompañar al párroco José Mario Ortega Flores “Chema”, cuyos restos eran velados la noche de este viernes en la Catedral. Los demás, ya esperaban la camioneta, en Manuel José Othón, en pleno centro histórico, y uno más en el barrio de Santiago. Otro fue encontrado en la avenida Ricardo B. Anaya y Rosalío Sánchez Niño, frente a la iglesia de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote (“La Estrella”).
Esiquia Lázaro Esquivel, es cocinera del albergue. Relata que ya perdió a su esposo por involucrarse en las tareas de ayudar en el albergue a los indigentes. Ahora, de todos modos, se siente contenta, aunque el hombre la dejó por irse a ese trabajo.
Ella presume que le dicen “mamá” y otros le llaman “jefa”, como lo hace José Luis y debió decirlo “Mauro”, quien no llegó a la cena.